序
Me complace presentar este nuevo libro de Teoría y práctica de la traducción (Chino-Español) de la profesora Laura Lou, no solo por su contenido y riqueza de temario, sino porque estoy seguro que pronto se convertirá en un instrumento indispensable para todos aquellos que estudian o trabajan en la traducción de chino a español. Aunque ya hay algún manual que ayuda a resolver los principales problemas de traducción del chino al español, este es el único que está escrito en chino y trata y explica casi todos los problemas y dificultades que puede encontrar un estudiante o un traductor de chino a español.
El título puede ser engañoso, porque no solo se trata de explicar detenidamente la teoría y la práctica para traducir mejor, sino que en varios de sus capítulos se tocan muchos puntos generalmente olvidados o descuidados por aquellos que directa o indirectamente se dedican a la traducción. Me refiero concretamente a lo que se llama “ortotipografía”, es decir usos y grafías que pertenecen a otra lengua, pero que carecen de aplicación cuando se escribe en español. En Taiwán el inglés se usa indiscriminadamente como si fuera el único idioma universal, y no se respetan las normas que deben regir cuando se escribe en otro idioma, por ejemplo el español. Hay problemas de traducción que provienen de la gramática, del vocabulario, de la semántica, de la cultura y que hacen una traducción mejor o peor, pero que dependen mucho de un buen dominio del chino y del español. Esto es una parte muy importante de la traducción y que está ampliamente tratada en este libro. Pero hay otra parte que a veces se descuida y en la que este trabajo insiste y hace hincapié para que una traducción sea exacta en el trasvase de la idea, y que además sea correcta en la ortografía y en la tipografía.
¿Cómo se pueden admitir traducciones que hablan de veinte mil personas pero escriben 20,000 personas? ¿O decir que el Producto Interno Bruto (PIB) de un país es de 40.000 millones de dólares y se escribe 40 billones de dólares? Una fecha escrita como 3/7/2009 será interpretada como 7 de marzo de 2009 por un anglohablante, pero como 3 de julio de 2009 por un hispanohablante, porque el orden normal en español es día/mes/año. En un artículo sobre China, ¿cómo se puede usar para la misma persona el nombre de Chiang Kai-shek, Jiang Jieshi, Jiang Zhongzheng, Chang Chie-shi o Chiang Chung-cheng? ¿Da lo mismo escribir Lü que Lu cuando se habla de la exvicepresidenta de la República de China? En español no es lo mismo hablar del Sr. Fernández que del Sr. Hernández. ¿Qué puede entender un español cuando se traduce 監察院como Yuan de Control? ¿Y que entiende un taiwanés si le decimos “ 西班牙的Cortes 通過一個很重要的法律” dejando “Cortes” sin traducir? Y si entramos en el vocabulario, en español las universidades no tienen presidente sino rector, los funcionarios (del Estado) no son oficiales (del Ejército), y un medio de transporte cómodo no equivale a conveniente.
Estos “pequeños” detalles de ninguna manera son pequeños si hablamos de una buena traducción, y tampoco son “menudencias” que no merezcan atención para una correcta comprensión de un texto. El lector de esta obra de Laura Lou puede detenerse en los capítulos 9, 10, 11, y 12 para descubrir que no se puede ni se debe seguir la ortotipografía del inglés sin tener en cuenta que el español no sigue las mismas reglas.
Me he detenido expresamente en este aspecto de esta obra de Laura Lou porque es una parte fundamental de un buen escrito en español, y la autora lo ha puesto de relieve con gran cantidad de ejemplos a los que todos los que trabajan con textos traducidos de chino a español (y viceversa) deberían prestar la máxima atención. Por supuesto, las otras partes del libro nos ofrecen un material teórico y práctico detallado, amplio y completo muy difícil de encontrar reunido en un solo volumen. En este aspecto los primeros capítulos (1 a 8) y el capítulo 13 contienen valiosas informaciones que no siempre se encuentran tan bien expuestas en otros libros. Y este es quizás el mayor mérito de esta obra: reunir lo que está disperso por muchas otras obras para consultar con rapidez y exactitud sin perder mucho tiempo buscando en otros sitios. En resumen, creo que esta obra es única e indispensable para todo aquel que desee tener un instrumento de trabajo que le facilite la máxima corrección en sus traducciones del chino al español, y también en muchos casos del español al chino.
Felicito a Laura Lou por este arduo, importante, práctico y casi exhaustivo manual de traducción que recomiendo como la mejor obra que puedan tener a mano para su consulta, no solo los estudiantes sinohablantes que tengan que trabajar en español, sino los profesores y traductores que por su profesión necesiten un excelente libro de consulta para sus dudas en la traducción del chino al español.
José Ramón Álvarez
Universidad Católica Fu Jen
雷孟篤
輔仁大學西班牙語文學系教授